PRESENTACIÓN

Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento. Mateo 3:8

El hombre va desenfrenadamente en una ca­rrera rumbo a la muerte. Su vida viene en descenso, como un vehículo que baja una colina sin frenos. A su paso va arrastrando con todo: su alma, su familia, su vida, su salud, su entorno; todo va rumbo a la destrucción. ¡Qué panorama tan lamentable, pero tan real! Siendo evidente esta situación, es necesario volver a la predicación del Evangelio de Dios. Este Evangelio contiene el úni­co mensaje capaz de salvar al hombre de su condi­ción, mensaje que fue expuesto por los más gran­des heraldos de la fe: Juan el Bautista, Jesucristo el Hijo de Dios, los doce apóstoles, y Pablo, el gran apóstol de los gentiles, desde las arenas del desierto de Judea hasta las prisiones sucias de Roma, tras­tornando el mundo antiguo y salvando la vida de miles de hombres de las garras de la condenación.

Este Evangelio es el gran mandamiento de Dios para todos los hombres y para todas las genera­ciones. Mensaje compuesto por dos grandes pre­rrogativas: “Arrepentimiento y fe”. Y en esta segunda edición nos hemos propuesto hablar sobre la verdad bíblica del arrepentimiento, verdad poco conocida por los cristianos en general, y ferviente­mente odiada por los incrédulos. Dios tenga mise­ricordia, y tenga a bien despertar el entendimiento de Su pueblo, de modo que éste vuelva a ser aquella voz profética que clama en el desierto preparando el camino para el Señor. Hoy, como nunca, se necesita esa Palabra de doble filo que, por un lado, condena al hombre y sus obras, pero por otro lado, le muestra el camino de salvación a través de la fe.

Este Evangelio contiene el úni­co mensaje capaz de salvar al hombre de su condi­ción, mensaje que fue expuesto por los más gran­des heraldos de la fe: Juan el Bautista, Jesucristo el Hijo de Dios, los doce apóstoles, y Pablo, el gran apóstol de los gentiles.

Tristemente, el pueblo de Dios en nuestros días conoce más de entretenimiento que de arrepenti­miento. Dios perdone nuestra ignorancia, y permita que el altar de esta solemne verdad sea restaurado en nuestros días para gloria de Su Nombre y salvación de todos aquellos que han de oír y creer en el Evan­gelio Eterno.

 

Bogotá / Colombia

Pablo David Santoyo

Director y fundador del ministerio Tesoros Cristianos. Nacido en la ciudad de Bogotá donde vive actualmente. Predicador, escritor y servidor en la iglesia local donde reside desde hace 18 años. Bendecido por el Señor con un matrimonio conformado por su esposa Diana Ramírez y su hija Salomé.