La Biblia y los otros libros

“Me gustaría ver una montaña gigantesca de todos los libros, buenos y malos, que hayan sido escritos, libros de oración y de sermones e himnarios, y todos, humeando como la antigua Sodoma, si la lectura de esos libros los mantuviera alejados de la lectura de la Biblia; pues una tonelada de peso de literatura humana no es digna de una onza de la Escritura; una sola gota de la tintura de la Palabra de Dios es mejor que un océano lleno de nuestros comentarios, y sermones, y similares. Debemos vivir de la Palabra, la simple, pura, infalible Palabra de Dios, si vamos a convertirnos en fuertes contra el error, y tenaces en la verdad. Hermanos, que sean establecidos en la fe, arraigados, cimentados, edificados; pero yo sé que no podrán serlo a menos que escudriñen las Escrituras continuamente”.