– SATISFECHOS CON SU PALABRA –

Entreguémonos a Dios, para ser gobernados por él y enseñados por él a fin de que, satisfechos con su Palabra únicamente, no anhelemos conocer más de lo que allí encontramos. ¡No! ¡Ni siquiera si nos fuera dado el poder de hacerlo! Esta disposición a ser enseñados, en la cual todo hombre piadoso mantiene todos los poderes de su mente bajo la autoridad de la Palabra de Dios, es la verdadera y única regla de la sabiduría.