ACERCA DE LA PERSONERÍA JURÍDICA

Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios…Marcos 12:17

NUESTRAS ACTUALES RAZONES DE CONCIENCIA POR LAS CUALES NO PODEMOS PARTICIPAR EN LA PERSONERÍA JURÍDICA DE UNA DENOMINACIÓN RELIGIOSA.

  1. Personería Jurídica implica llevar un nombre distintivo, lo cual nos separa de otros cristianos, y es motivo de escándalo a los inconversos, a los buscadores de la verdad, y a algunos de los hermanos.
  1. La personería jurídica implica someternos a límites diferentes a los del Cuerpo de Cristo y a los de la iglesia de la localidad, lo cual nos lleva a quebrantar las Escrituras, pues nos reduce en compromiso a lo estipulado en los estatutos.
  1. La personería jurídica implica un directorio y un estatuto que en la práctica es el control de otro centro que no es precisamente Jesucristo y Su Santo Espíritu, dando así ocasión al sectarismo, el cisma, la división y la herejía.
  1. El Cuerpo de Cristo no es una persona jurídica, y además es más extenso que toda frontera política, pues no se limita a países ni épocas; por lo tanto la personería jurídica es una mentira aplicada al Cuerpo de Cristo; y es causa de división aplicada a una porción de El.
  1. La personería jurídica deshonra la Autoridad de Dios colocando Su Autoridad en el Cuerpo de Cristo por debajo de la autoridad secular:

a) Porque solicita aprobación, siendo que la misión de la iglesia está ya aprobada por Dios.

b) Porque entrega en mano de los incrédulos que ignoran la Justicia de Dios, lo que corresponde exclusivamente a tribunal eclesiástico.

c) Porque se compromete en deberes y privilegios que no debería esperar del mundo ni rebajar a él.

La personería jurídica implica someternos a límites diferentes a los del Cuerpo de Cristo y a los de la iglesia de la localidad, lo cual nos lleva a quebrantar las Escrituras.

  1. Si inclusive se pretende conservar la Unidad del Cuerpo de Cristo y la administración escritural de la iglesia local, usando tan sólo como pretexto ante el gobierno la personería jurídica, se está incurriendo en pecado de engaño y mentira a las autoridades seculares diciéndoles que si nos aprueban la personería jurídica nos comprometemos ante ellos a conducirnos según los estatutos aprobados, cuando en realidad pensamos conducirnos dentro de un límite más amplio. Si nos conducimos según el límite del compromiso contraído con la autoridad secular mediante la personería jurídica, quebrantamos las Escrituras y la Unidad del Cuerpo de Cristo y de la iglesia de la localidad. Y si nos conducimos según las Escrituras, fuera de los límites sectarios contraídos ante el gobierno secular, entonces engañamos al tal. Además, no podemos esperar que en todas partes el gobierno del mundo, bajo el maligno según las Escrituras, apruebe totalmente la Voluntad revelada de Dios a la cual la Iglesia está comprometida.
  1. Debemos dar a César «lo que es de» César, y a Dios lo que es de Dios. Como individuos estamos sujetos a César en todo aquello que a él compete, según Dios. Mas como Cuerpo de Cristo, de esfera más amplia que todo César, reconocemos que la organización de la Iglesia compete a Dios y no al César, igualmente Su Autorización, Misión, Doctrina, Sostén y Testimonio. Por tanto, debemos dar lo de Dios a Dios. Al César, por concesión y para expresar nuestra buena voluntad, podemos notificarle de nuestras actividades en lo que dentro de la verdad fuere prudente para la Gloria de Dios, pero está mal desobedecer a Dios por temor al Hombre.
  1. Juzgamos equivocado buscar del hombre y no de Dios nuestra seguridad y protección. Nos engañamos a nosotros mismos al pretender protegernos por medio de una personería jurídica. Creemos que Dios es nuestro verdadero protector y deseamos serle fieles aun en lo poco. Nuestra identificación es el fruto personal de cada uno, y cada cual debe responder por sí mismo; no podemos atribuir la culpa propia a un ente impersonal.
  1. Dentro del cristianismo cada uno es responsable por sí mismo y llevará la carga de su propia convicción, conducta y responsabilidad. La personería jurídica fomenta el escudarse en las apariencias y traslada además la autoridad del plano espiritual al artificial, creando autoridades no necesariamente ungidas por Dios, y sin embargo usurpando cargos desde donde se pretende manipular al rebaño que pertenece a Cristo y que está al cuidado de los ungidos de Dios. En el Cuerpo de Cristo, la Autoridad es espiritual y descansa en la evidencia del Espíritu Santo y la Palabra de Dios. Dios mismo constituye a sus canales y es Él Mismo la Autoridad, y no el canal en sí.
  1. Los bienes e inmuebles ofrendados por los hermanos a Dios y a la iglesia para el servicio desinteresado del Reino de Dios, pasan, por la personería jurídica, a ser usurpados por las autoridades artificiales creadas por ésta y entran en ligazón con el orden secular del reino del mundo, pues la personería jurídica entrega la administración de los donativos, no al Espíritu Santo que responsabiliza el corazón de los ungidos, sino a quienes el papel estipula a pesar de sus condiciones espirituales; de la misma manera, la personería jurídica otorga poderes a los tribunales humanos sobre pertenencias divinas. La Palabra de Dios nos prohíbe llevar los asuntos de la iglesia a los tribunales humanos; no nos es permitido por Jesucristo retener la túnica si se nos quiere quitar en pleito la capa. Ofrendar a Dios significa permitirle a Él encausar exclusivamente el destino del donativo y defenderlo. Para la administración de tales bienes, las Escrituras contienen las normas reveladas por Dios.

POR TODO ESTO

Somos simplemente cristianos, que esperamos nuestro respaldo únicamente de Dios, y estamos abiertos a la comunión en Cristo con todos los hijos de Dios, nacidos de nuevo y recibidos por Cristo, en todo lugar; estamos unidos en el Espíritu Santo dentro de un solo Cuerpo que abarca a todos Sus Miembros, sin distinción de época o lugar.   

Debemos dar a César «lo que es de» César, y a Dios lo que es de Dios. Como individuos estamos sujetos a César en todo aquello que a él compete, según Dios. Mas como Cuerpo de Cristo, de esfera más amplia que todo César, reconocemos que la organización de la Iglesia compete a Dios y no al César.

En cuanto a la administración de la iglesia en la localidad, una sola que recibe a todos los recibidos por Cristo, estamos abiertos para participar en caso de llamado Divino y a compartir la administración con todos aquellos llamados verdaderamente por Dios, y según la Norma de Sus Santas Escrituras bajo el Espíritu Santo por un presbiterio de Ancianos u Obispos ungidos y confirmados por el Espíritu Santo, cuya jurisdicción es la iglesia de la ciudad o localidad, junto con un cuerpo de diáconos.

Por mandato de Dios nos reunimos en cualquier circunstancia y en cualquier lugar, según la necesidad, para adorar a Dios en espíritu y en verdad, y perseverar en la doctrina de los Apóstoles de Cristo conforme a la Sagrada Escritura, perseverar también en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan o memorial de la Cena del Señor, y en las oraciones.

También por mandato de Dios, esperamos dar testimonio, lo más completo que nos sea posible, de Cristo y de Su Evangelio, bajo cualquier condición o circunstancia. Como individuos reconocemos de parte de Dios el lugar de César y estamos dispuestos, según la Gracia de Dios y por la esperanza de la fe, a darle todo lo que legítimamente le corresponde dentro de sus límites, reservando para Dios lo que a Dios se refiere: nuestra vida, fe, lealtad y obediencia.

Como Cuerpo de Cristo, somos la vanguardia del Reino de Dios en la tierra, bajo un Sólo Soberano, Rey de Reyes y Señor de Señores, el Hijo de Dios, resucitado de los muertos, JESUCRISTO, con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, y por El Cual exhortamos a todos los hombres y a sus reyes a la Reconciliación con Dios y entre sí acatando la Autoridad de Dios, el Juez de todos y revelado en Cristo, conforme al testimonio de las Sagradas Escrituras; testimonio que se hace carne en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, asamblea de todos los hijos de Dios.

Marchamos hacia la Nueva Jerusalén, Ciudad de Dios, convidando a todos.  Mientras tanto, reconocemos a la autoridad secular y respetamos su afán por conservar el orden para el bien común dentro de la jurisdicción de su territorio, a lo cual, como personas individuales, nos sometemos voluntariamente y por razones de conciencia.

Nuestro rechazo de la personería jurídica según sus condiciones actuales, no es por razones políticas, ni es dirigido contra el gobierno secular al cual respetamos, sino que es por razones religiosas en defensa de los intereses de la Verdad revelada en Cristo según las Escrituras, y el Cuerpo de Cristo, vehículo de reconciliación para los que creen.  Tales intereses son afectados por el denominacionalismo que divide a la comunidad cristiana, haciendo girar a las facciones, ya no alrededor de Cristo, sino de otros centros menores de confraternidad que en la práctica usurpan el control convirtiéndose en estorbo para la plena comunión de los santos.

Bogotá /Colombia

Gino Iafrancesco V.

Gino Iafrancesco, fue un escritor, predicador y cantautor cristiano, cuyo ministerio abarcó Colombia y y diferentes países de Latinoamérica y el mundo. Enseñando las Escrituras con un alto grado de conocimiento en los asuntos sagrados.