ANÉCDOTAS

En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro -¿Tú crees en la vida después del parto? -Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde. -¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida? -No lo sé pero seguramente habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca…

Cierta vez se hallaba un misionero en una calle de una ciudad africana con un Nuevo Testamento en la mano. Un africano se le acercó y le preguntó si le podía dar aquel librito. El misionero estaba dispuesto a hacerlo, pero quiso saber por qué lo quería. “Porque sus páginas tienen la medida perfecta para liar cigarrillos” confesó el hombre. Impresionado por la honestidad del hombre, el misionero decidió plantearle un desafío: “Le daré el libro si me promete leer cada página antes de usarla…

Cuando una mujer hindú se hizo seguidora de Cristo, su marido y otros parientes trataron de hacerle la vida imposible. Un día, un mi­sionero le preguntó: —“Cuando tu esposo se enfada y te hostiga, ¿qué haces?” —“Le preparo una mejor comida y le barro mejor el piso”, replicó la señora: “Cuando me habla ásperamente, le respondo con suavidad. En todo lo que hago procuro demostrarle que desde que me hice cristiana soy mejor esposa”. Ese marido se resistió a todos…

“Cierto hombre que vendía leña a sus vecinos, los defraudaba cortan­do las piezas como diez centímetros menos largas de lo que debían ser. Un día circuló el rumor de que este leñador se había convertido a Cristo. Nadie creía el informe. Decían que ese tipo no cambiaría. Sin embargo, un hombre, para satisfacer su curiosidad, fue a una tienda donde aquel leñador había entregado un montón de leña. Midió las piezas y descubrió que medían como diez…

Después de cuarenta años de fiel servicio al Señor como misionero en África, Henry Morrison y su esposa regresaban a Nueva York. Cuan­do el barco se acercaba al muelle, Henry le dijo a su esposa: “Mira esa multitud. No se han olvidado de nosotros”. Sin embargo, desco­nocido para Henry, el barco también transportaba al presidente Teddy Roosevelt, que regresaba de un gran viaje de caza en África. Roose­velt bajó del bote, con gran fanfarria, mientras…