– HE AQUÍ, ÉL ORA –

No todos los hombres son piadosos. Los impíos constituyen la gran mayoría de los seres humanos. Cuando un hombre empieza a ser piadoso, esta es la primera señal de que ha ocurrido un cambio en su vida: “He aquí, él ora”. La oración es la señal del hombre piadoso en sus inicios. Hasta llegar al punto de rogar y pedir, no podemos estar seguros de que tenga vida eterna. Se pueden tener deseos, pero si nunca se ofrecen como oraciones, serán como la nubecilla tempranera y como el rocío de la mañana, que pronto se disipan. Pero… cuando un hombre no puede descansar hasta haber derra- mado su corazón ante el trono de gracia en oración, empezamos a tener la esperanza de que entonces es verdaderamente un hombre piadoso… la oración es como el primer llanto por el cual sabemos que el recién nacido verdaderamente vive. Si no ora, podemos sospechar que solamente tiene el nombre del que vive pero que le falta el verdadero espíritu de vida.