LA MEDITACIÓN

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” (Josué 1:8)

Usted debe hablar de la Biblia y de las cosas que a ella se refieren en todo momento. ¿Cómo puede ocurrir eso? Ocurrirá cuando usted medite en ella noche y día. Es un principio sencillo. Si usted satura su mente y sus pensamientos con la Palabra de Dios, eso saldrá en sus palabras. Si usted satura su mente y pensamientos con otras cosas, ellas saldrán igualmente en su conversación. Si su corazón está lleno de la Palabra de Dios, eso es lo que va a salir de su boca. Antes que eso pueda suceder, tiene que llenar su corazón de la Palabra. Por eso es tan importante la meditación.

Cuando usted medita, al leer un versículo una y otra vez y analizar su significado, él comienza a llenar su corazón. Por eso creo que Dios nos dio un libro y no un video de música. Un video de música simplemente vuela, saltando de un ángulo al siguiente, bombardeando con imágenes y luego termina. Aún la mejor película solamente lo envuelve como una ola y luego se retira. Nuestra experiencia con ella es fugaz. Pero las palabras en una página están detenidas allí de modo permanente. Se puede volver a la misma página, al mismo versículo, una y otra vez y seguir meditando en él. Se puede comparar con otros versículos. Se puede sintetizar lo que dicen varios versículos e interpretarlos cuidadosamente. Eso es meditación; no un encuentro momentáneo con la verdad, sino una inmersión en ella. Poner Su Palabra en un libro fue la mejor manera en que Dios pudo poner en nuestras manos una herramienta que nos enseña a meditar.

El propósito de meditar en los mandamientos de Dios no es sólo el conocimiento, sino la obediencia. Mientras la Biblia lo moldea como cristiano, ella trae bendición. Promete que, si medita en la Palabra, habla de la Palabra y vive la Palabra, su camino será prosperado y tendrá éxito. Ese es el verdadero “evangelio de la prosperidad”, no el falso mensaje de que Dios quiere que todos se vuelvan ricos rápidamente. Dios no promete prosperarlo sólo porque usted desea cosas. Dios promete bendecir su vida espiritual y sus esfuerzos espirituales con éxito mediante la profunda comprensión y aplicación de las Escrituras.