LIMITANDO LO QUE DIOS PUEDE HACER

Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo. Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria.” (2 R. 13:18-19). “Siempre estamos en peligro de fijar un límite a lo que Dios puede hacer. Hoy Dios quiere que nos preparemos para un nuevo avance en la extensión del Evangelio, pero nosotros y nuestra fe no estamos dispuestos a ir. No hemos entendido el curso de la saeta de victoria divina. Nuestra complacencia por los centenares de almas que han venido a Él puede estar impidiendo que vengan a Él de a miles. ¿No será que el nuevo salón que hemos construido para la proclamación del Evangelio imponga un límite al crecimiento futuro? Siempre existe el peligro grave de circunscribir la gracia de Dios. La bendición que Él da está destinada a preparar el camino para una bendición aún mayor, y nunca para ser una barrera o límite. No dejemos de trabajar de acuerdo con un plan, pero sacudámonos para liberarnos de las ataduras del pasado, y vivamos en un estado de expectativa constante. Delante de nosotros aguarda una obra mucho mayor que la que queda detrás. Dios planea para nosotros bendiciones sin precedentes.