1Ti 5:1: «No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre…»
No cabe duda que el pecado es aún parte de la realidad de la vida de la Iglesia, podemos escandalizarnos con esto, pero es así. ¡Tristemente lo es! Los restos de la vieja naturaleza aparecen con frecuencia con sus amargas y tristes consecuencias.
Ahora el pasaje mencionado, nos muestra cómo el joven ministro Timoteo debería tratar a los hombres mayores cuando han caído en pecado. Es importante aclarar que en la iglesia de Cristo hay que tratar el pecado. El pecado es terrible, pero más terrible cuando no se trata.
Ahora bien, la instrucción de Pablo apuntaba más a la manera en que se trata el pecado que al pecado en sí. Siempre existe el riego de sobrepasarse y causar daño en una situación de esa índole.
«No reprendas al anciano…» La palabra reprensión consiste en un trato violento con las palabras. «Sino exhórtale como a padre…» Y exhórtale tiene la idea de hablarle a una persona para animarla, despertarla de su condición y ayudarla a salir de ella. Obviamente la figura usada por Pablo «como a Padre» incluye elementos de honra, respeto y consideración.
Por lo cual queremos dejar algunas consideraciones pertinentes al trato del pecado en algún hombre en la iglesia (estas se pueden aplicar a nuestras relaciones y como tratamos algo equivocado en otros).
- Ninguna confrontación puede involucrar un espíritu iracundo u ofensivo, nuestro celo por el pecado no debe llevarnos a ofender a nadie.
- Aunque el pecado y la actitud del ofensor sea descarada e impenitente, no podemos llevar nuestras palabras a un tono irrespetuoso o altanero, eso nos coloca en la misma condición de su necedad.
- Ninguno de nosotros soportaría que nuestro padre natural fuera humillado y despreciado, aun cuando estuviera equivocado, así que nunca deberíamos hacerlo con un hijo de Dios.
- El pecado al ser tratado en un ambiente de amor y mansedumbre nos permite tocar las fibras del corazón del alma desviada y puede ayudarlo a regresar al camino. Por lo general, la dureza afecta las relaciones endurece al penitente.
- La honra, el respeto y la consideración por los otros hijos de Dios nunca pueden desaparecer, aunque estén entenebrecidos por sus pecados.
- Recordemos siempre que solo la Palabra de Dios sazonada, con un corazón amoroso e interesado puede ayudar a salvar un alma que se aparta del camino.
- Aun en el peor de lo casos, cuando un hombre se aparte de la verdad, su recuerdo debería ser que sus hermanos lo invitaron a volver de su camino de error en un espíritu de amor y con lágrimas en sus ojos.
Finalmente, amados nunca olvidemos la exhortación del Señor: «Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis» (Mat 25:40).
Dios nos libre de pecar contra Él o contra uno de Sus hijos. Pensemos que incluso los más “pequeños” hacen parte del rebaño de Cristo, lo que los hace dignos de amor y respeto incluso en sus pecados.
Bogotá / Colombia
Pablo David Santoyo
Director y fundador del ministerio Tesoros Cristianos. Nacido en la ciudad de Bogotá donde vive actualmente. Predicador, escritor y servidor en la iglesia local donde reside desde hace 18 años. Bendecido por el Señor con un matrimonio conformado por su esposa Diana Ramírez y su hija Salomé.