– LUTERANOS O CRISTIANOS –

Les ruego que dejen mi nombre en paz. No se llamen a sí mismos ‘luteranos’, sino Cristianos. ¿Quién es Lutero? Mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por nadie… ¿Cómo, pues, me beneficia a mí, una bolsa miserable de polvo y cenizas, dar mi nombre a los hijos de Cristo? Cesen, mis queridos amigos, de aferrarse a estos nombres de partidos y distinciones; fuera todos ellos, y dejen que nos llamemos a nosotros mismos solamente cristianos, según aquel de quien nuestra doctrina viene.