“Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual…” (1 Ts. 4:3) (LBLA).
La pornografía ha tomado fuerza gracias al acelerado avance de la tecnología, pero esta práctica es muy antigua. La industria pornográfica ha ido en aumento en las últimas siete décadas. Durante el período de la Segunda Guerra Mundial, esta industria tuvo gran aumento, ya que se usó como motivación para satisfacer la lujuria de los soldados en batalla, y así lograr disminuir el contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS), dado que ellos tenían relaciones sexuales con prostitutas; los gobiernos vieron esto como una solución a la problemática de ETS, y así fue como empezó la circulación en masa de revistas pornográficas. Asimismo, durante la época de los 70`s empezó la masificación de películas pornográficas, mientras que a la par, iban ganando batallas legales que contribuyeron en gran manera a la revolución sexual.
Esto ha traído devastadoras consecuencias para la sociedad. La pornografía ha hecho una falsa representación del acto sexual, una banalización de éste, causando daños psicológicos en la mente de sus consumidores. Es por esto que no se debe ignorar esta gran problemática, ya que este pecado se ha convertido en una de las armas más utilizadas por Satanás para destruir familias, ministerios y la inocencia de cientos de niños. La pornografía es catalogada por el predicador Adrián Rogers como la “antítesis del amor”, pues la pornografía hace ver a las personas como objetos que pueden ser utilizados para satisfacer la lujuria de otros, convirtiendo el sexo en algo utilitario, como si se tratara de animales que necesitan satisfacer lo que pida su instinto. En contraposición a eso, está la verdad de Dios, que el acto sexual en el vínculo matrimonial, a puerta cerrada, es un gran regalo de Dios, en donde un hombre y una mujer pueden expresar su pasión y compañerismo mutuamente. Pero el diablo ha distorsionado el sexo a través de la pornografía: un mundo de engaño que destruye todo a su paso.
Algunas cifras alarmantes
La industria de la pornografía es una de las más lucrativas en el mundo entero. Aunque especialistas afirman que es muy difícil calcular cuánto dinero genera, estiman que podría estar en la lista de las diez industrias que más ingresos reportan anualmente. Este maligno negocio se ha convertido en una droga que ha logrado pervertir millones de personas en el mundo entero. Muchas investigaciones han demostrado que la edad promedio en la cual la niñez empieza a involucrarse con la pornografía está entre los 9 y 16 años. Esta adicción no es algo exclusivo del género masculino. La famosa cadena noticiosa BBC realizó un estudio con 1.000 mujeres, de las cuales el 47% aceptó haber consumido pornografía alguna vez, y el 14% confesó haber desarrollado algún tipo de adicción a ella.
La pornografía ha hecho una falsa representación del acto sexual, una banalización de éste, causando daños psicológicos en la mente de sus consumidores. Es por esto que no se debe ignorar esta gran problemática, ya que este pecado se ha convertido en una de las armas más utilizadas por Satanás para destruir familias, ministerios y la inocencia de cientos de niños.
Además de esto, es alarmante la gran cantidad de cristianos que están atados a este perjudicial vicio. La pornografía es un vicio secreto; de ahí que un sin número de cristianos estén atrapados en sus redes; muchos de ellos son jóvenes, quienes luchan con esta adicción, y no podemos ignorar que también muchas jovencitas cristianas están atadas a esto. Un artículo de la página cristiana para mujeres “Aviva nuestros corazones”, afirma que entre el 10% y el 20% de las jovencitas cristianas tienen problemas con la pornografía. Asimismo, son alarmantes las cifras de pastores y líderes eclesiásticos que batallan con esta adicción. La página “Protestante Digital” dio a conocer un estudio realizado a pastores, de los cuales 432 eran adultos y 338 eran jóvenes; los resultados mostraron que el 14% de los pastores adultos tienen luchas con este pecado, y el 21% de los jóvenes afirmaron estar sumergidos en este mal. Estamos ante una gran problemática moral y espiritual.
Daños psicológicos y espirituales
Como todos los vicios, la pornografía causa mucho daño en las diferentes áreas del ser humano; produce daños psicológicos, físicos y espirituales. El consumo de pornografía se inicia como algo leve, pero poco a poco, como sucede con todas las drogas, se empieza a generar un sentido de necesidad en sus consumidores. Varios estudios realizados por diferentes universidades y publicados por diarios reconocidos han demostrado la adicción que genera el consumo de pornografía.
La pornografía, como su nombre lo dice, es la ilustración explícita de actos sexuales que busca producir placer en sus consumidores. Y funciona así: El cerebro humano genera una sustancia química llamada dopamina, la cual produce un sentido de placer hacia algo que se experimenta con los sentidos (tacto, gusto, olfato, vista y oído). Esto estimula a querer repetir la acción que hace que se le libere la dopamina, sustancia muy importante para el ser humano, pues es la que le estimula a repetir acciones que van a ayudar a su supervivencia, como el comer o relacionarse con otras personas. Pero en el caso de las adicciones, el cerebro libera grandes descargas de dopamina que produce una sobre estimulación, la cual hace que el individuo quiera repetir constantemente aquella acción que le ha generado placer. De ahí que la pornografía genere una adicción, tal como lo hacen el alcohol, las drogas y demás vicios, causando daños en el cerebro, alterando su funcionamiento y logrando así un sentido de necesidad e insatisfacción, buscando cada vez material más explícito y pervertido. Así como es evidente que un consumidor de droga necesita cada vez una dosis más fuerte para poder satisfacer su necesidad, la pornografía es una “droga” altamente destructiva, con alto riesgo de adicción, que influye aun en la parte física de sus consumidores, pues, según investigadores, está demostrado que el consumo de pornografía trae problemas de disfunción eréctil y falta de satisfacción en las relaciones sexuales matrimoniales, en el caso de los casados. Y con respecto a los solteros, en la mayoría de los casos, el consumo de pornografía va acompañado de masturbación, causando problemas de eyaculación precoz, impidiendo que se disfrute del sexo. Claro está que ninguna forma de lujuria va a reemplazar el verdadero placer sexual que se experimenta en el matrimonio entre un hombre y una mujer. Además de esto, la pornografía causa en sus consumidores una mala salud mental y depresión.
Daños espirituales
Ya que Dios nos creó como seres tripartitos (espíritu, alma y cuerpo), todo pecado afecta nuestro ser completo. El consumo de pornografía es un pecado de fornicación, pues la palabra que se utiliza en el Nuevo Testamento para fornicación es la palabra griega ‘porneia’, que denota todo tipo de acto sexual inmoral: relaciones sexuales premaritales, adulterio, masturbación, pornografía, lujuria, incesto, bestialismo, homosexualismo, lesbianismo, travestismo y toda clase de fetichismo, todos los cuales atentan contra Dios y contra nuestra propia naturaleza. No podemos ignorar las consecuencias espirituales que este pecado trae a la vida de sus practicantes. Satanás quiere robar, matar y destruir, y lo que él va a buscar, principalmente, es robar el gozo que nos ha dado Dios por medio de la comunión con Su Hijo Jesucristo. La Escritura es clara cuando dice en 2 Corintios 6:14: “¿Y qué comunión (tiene) la luz con las tinieblas?” Hemos sido llamados a la comunión en luz con Jesucristo por medio de Su sacrificio, una comunión en santidad, amando la justicia y la luz, las cuales son características de Dios. En otro tiempo estábamos muertos en delitos y pecados, pero ahora Dios nos ha acercado a Él para que podamos gozar de Su comunión y Su santidad. Entonces, es claro que la pornografía es un invento mismo de Satanás, un invento de las tinieblas que impide el gozo de la comunión en luz con el Señor Jesucristo. Todo pecado pone al creyente en una posición de vergüenza y le causa un sentido de miseria en su interior; pues, ¿qué comunión tiene la luz con las tinieblas?
¡Ninguna! Aunque ver pornografía es algo que se hace en secreto, no puede estar oculto a los ojos de Dios, porque Él es Omnipresente y Omnisciente. Además, Dios Espíritu Santo mora en el creyente, y cada vez que éste comete algún pecado, el Espíritu está ahí presente. La pornografía daña la comunión con Dios, y es ahí cuando viene Satanás con mayor fuerza a condenar al creyente, su conducta, y le hace sentir más miserable, impidiéndole ver alguna salida y llevándole a buscar refugio en otros muchos pecados.
La pornografía y su destrucción de la identidad
A través de la pornografía el diablo ha logrado banalizar la sexualidad y destruir la dignidad e identidad de niños y jóvenes. Es lamentable ver cómo el consumo de pornografía ha distorsionado el diseño original de Dios; la pornografía daña a las familias ya constituidas e impide que otras se formen. Es evidente que el consumo de pornografía a temprana edad dañará el concepto de sexualidad en el matrimonio entre un hombre y una mujer, pues la pornografía muestra al sexo como algo sin ningún tipo de compromiso, lo banaliza completamente, exponiendo detrás de una pantalla a personas del mismo sexo teniendo relaciones sexuales, y también a extraños teniendo sexo sin ninguna muestra de pudor ni de amor. El diablo usa esto para dañar la moral y para hacer creer que lo que está en la pantalla es lo “aceptable”, lo “correcto”, confundiendo a niños y jóvenes.
Algunos testimonios
Hay dos testimonios impactantes de jovencitas que cuentan sus experiencias con la pornografía a temprana edad. Una de ellas cuenta que a los 9 años de edad vio pornografía, en la cual dos mujeres tenían relaciones sexuales, y esto la llevó a creer que era correcto tener intimidad con personas del mismo sexo. A partir de los 13 años de edad empezó a practicar el lesbianismo.
Como todos los vicios, la pornografía causa mucho daño en las diferentes áreas del ser humano; produce daños psicológicos, físicos y espirituales. El consumo de pornografía se inicia como algo leve, pero poco a poco, como sucede con todas las drogas, se empieza a generar un sentido de necesidad en sus consumidores.
El otro caso es de una niña que comenzó a ver pornografía a los 13 años, y ella veía eso como algo normal. Más adelante, cuando tuvo 20 años, inició su carrera como actriz pornográfica. Ella fue engañada con la idea de que conformar una familia según el diseño original de Dios, era algo mojigato y anticuado.
Y así hay millones de testimonios de hombres y mujeres en quienes la pornografía ha desdibujado el diseño original que Dios tiene para el ser humano.
La trivialización en los círculos cristianos
La trivialización de cierta pornografía, por parte de algunos cristianos, termina en algo decadente. El diablo ha sido astuto; no ha llegado a los hogares cristianos de una forma abierta con películas pornográficas de contenido pesado, sino que ha ido ingresando con ciertas cosas que hacen que el estándar moral vaya decayendo. Las series de televisión producidas por la famosa cadena Netflix, las novelas de televisión y las películas de Hollywood, han ido ingresando escenas de desnudos y de actos sexuales que parecen “inofensivos artísticos”, según ellos, y hasta “gracioso” para algunos cristianos, quienes ignoran sus terribles consecuencias, pues esto empieza despertando cierto tipo de curiosidad hacia contenidos cada vez más explícitos. Muchos padres cristianos ignoran la seriedad del problema, y como decía el predicador Adrián Rogers: “El diablo es muy astuto. El diablo sabe que si logra que usted se ría de algo, nunca verá la misma situación de manera seria; por eso él quiere que la gente se ría de la inmoralidad, del adulterio, del homosexualismo y de la perversión.” De esta manera va ingresando la pornografía en los hogares y va atrapando a niños y jóvenes. La sociedad constantemente está bombardeando pornografía, y a veces hace que parezca divertida, y no se perciben las terribles consecuencias que trae. No podemos tomar una posición de tregua ante la “revolución sexual” y todas sus formas de ataque; aunque parezcan inofensivas no son un juego ¡El diablo no está jugando! Debemos señalar como incorrecto e inmoral lo que Dios desaprueba; no hay punto intermedio. Dios no cambia. Su Palabra siempre ha condenado lo incorrecto. Lo que era incorrecto para Dios hace 3000 años, sigue siendo incorrecto hoy en día. La Palabra de Dios no está condicionada a culturas, ni épocas. Dios siempre ha señalado lo que es correcto y lo que es incorrecto. Él es inmutable, siempre Santo.
Exponiendo el pecado
La pornografía toma fuerza porque es un pecado concebido en lo secreto. Sus consumidores tienen fácil acceso a ella. Se puede ver en cualquier lugar y en cualquier momento, gracias al avance de la tecnología y el fácil acceso a internet. Es un pecado cultivado en lo secreto y, como todos los demás pecados, no va a ser debilitado hasta que sea expuesto. No se le debe restar importancia.
Muchos padres cristianos ignoran la seriedad del problema, y como decía el predicador Adrián Rogers: “El diablo es muy astuto. El diablo sabe que si logra que usted se ría de algo, nunca verá la misma situación de manera seria; por eso él quiere que la gente se ría de la inmoralidad, del adulterio, del homosexualismo y de la perversión.”
Ya se expusieron los daños que esto trae sobre los creyentes, sobre los niños y los jóvenes. ¡Su paga es la muerte! Cada vez que el creyente cae en este pecado, el diablo siempre tratará de mostrarlo como algo tan terrible que no puede ser perdonado, pero Dios ofrece Su perdón a todo aquel que con corazón sincero se acerca a Él en arrepentimiento. Dios, a través del sacrificio de Su Hijo, nos ha dado la libertad del pecado; el pecado ya no nos puede atar de tal forma que quedemos inmóviles, pues Cristo nos ha libertado del poder del pecado y de la muerte. Por eso, no se debe pensar que el ser libre de la pornografía es algo imposible; en Dios hay poder para vencer toda clase de pecado y adicción. No debemos ser engañados por Satanás, como lo señala John Piper: “La lujuria no es un enemigo omnipotente que no pueda ser vencido”. Y el primer paso para vencerlo es confesándolo e ir a Dios, reconociendo el pecado en arrepentimiento y buscando Su ayuda.También se debe tomar una posición de guerra, buscar ayuda en la iglesia, con los líderes y con la pareja (en el caso de los casados), y trazar reglas para lograr que este pecado pierda su fuerza. Si es necesario cortar el servicio de internet, se debe hacer, si se debe botar el televisor, los celulares, computadores, tabletas (o ‘tablets’, en inglés), se debe hacer. El mismo Señor Jesucristo decía que si un ojo era ocasión de caer, debía ser sacado, pues es mejor que se pierda un ojo, y no que todo el ser se pierda en el infierno (Mt. 5:29). El pecado no es laxo con el hombre, es cruel y despiadado; por eso se debe tomar la misma posición en contra de él.
La voluntad de Dios es nuestra santificación
La voluntad de Dios es nuestra santificación (1 Ts. 4:3). Dios ya nos ha santificado en Su Hijo Jesucristo, nos ha apartado para Él por medio de Su obra perfecta en la cruz; esto se conoce como la santificación posicional. Pero ahora también vemos que la Escritura nos habla de una santificación práctica o progresiva, que es el acto por medio del cual nosotros cada día vamos siendo más conformados a la imagen de Jesucristo. Dios quiere que Sus hijos muestren Su carácter santo en la Tierra. El apóstol Pablo habla a los tesalonicenses de la santificación en el área sexual; dice que ellos deben vivir apartados de toda inmoralidad sexual y que deben tener sus esposas en santidad y honor, no en pasión de concupiscencias, como los demás gentiles.
Dios, a través del sacrificio de Su Hijo, nos ha dado la libertad del pecado; el pecado ya no nos puede atar de tal forma que quedemos inmóviles, pues Cristo nos ha libertado del poder del pecado y de la muerte. Por eso, no se debe pensar que el ser libre de la pornografía es algo imposible; en Dios hay poder para vencer toda clase de pecado y adicción.
La verdadera sexualidad no es como la define el mundo, sino como Dios la ha establecido en Su Palabra. Ningún tipo de lujuria es permitida por Dios. El mundo intenta atraparnos en su corriente inmoral a través de la pornografía, algo que es abominable a los ojos de Dios. Como cristianos debemos apartarnos de esto, juzgarlo y mantenerlo lo más lejos posible de nuestra vista y de nuestras vidas. La pornografía no es un juego; verla es un acto de inmoralidad que causa grandes problemas; es un pecado que Dios juzgará, y es algo que aleja a las personas de la realidad, distorsionando el verdadero significado del sexo.
El sexo es un regalo de Dios para el hombre y la mujer que están unidos en un vínculo matrimonial, y es algo santo, que llena de felicidad y de satisfacción cuando se hace bajo los parámetros dispuestos por Dios, siendo el medio que Dios estableció para la reproducción de la vida, la cual es el resultado de la expresión de amor entre un hombre y una mujer dentro de la esfera matrimonial.
Aplicaciones finales
- Luche contra el pecado mediante la oración.
- Prepárese para la guerra, echando mano de la Palabra de Dios y de libros que aborden directamente este
- Haga de la santificación de la mente una meta
- Busque ayuda inmediatamente, únase a grupos a quienes rendir
Bogotá / Colombia
Andrés Rodríguez
Escritor del ministerio Tesoros Cristianos y colaborador en la iglesia local donde reside, nacido en la ciudad de Bogotá. Felizmente casado con Alicia Hernández y bendecidos por el Señor con una hermosa bebé llamada Abigail.