GEORGE MÜLLER

“Hubo un día en el que morí… Morí a George Müller, sus opiniones, preferencias, gustos y voluntad; morí para el mundo, su aprobación o censura; morí para la aprobación o las acusaciones incluso de mis hermanos y amigos, y desde entonces sólo tengo que mostrarme aprobado por Dios”.

Por la fe AbelPor la fe NoéPor la fe Abraham…” (He. 11). Así es como el Espíritu Santo cuenta las increíbles proezas que Dios hizo por intermedio delos hombres que osaron confiar únicamente en Él. Se podría decir que, en el siglo XIX, fue añadido lo siguiente a esa lista: “Por la fe George Müller erigió orfanatos, alimentó a millares de huérfanos, predicó a millones de oyentes alrededor del mundo y ganó multitud de almas para Cristo”.

Charles Spurgeon, contemporáneo de Müller, dijo lo siguiente en uno de sus sermones: “La gente dice que el señor Müller, de Bristol, es entusiasta, porque reúne a setecientos niños y cree que Dios dará la provisión para ellos; aunque no haya nada en la bolsa, a menudo, él cree que la provisión vendrá. Mis queridos hermanos, él no es un entusiasta; él sólo hace lo que debería ser la acción común de cada cristiano… No actúa conforme al sentido común, sino conforme a algo más elevado que el sentido común: la fe poco común”.

Del robo a la confianza en Dios 

Más conocido como George Müller de Bristol, nació el 27 de septiembre de 1805 en Kroppenstedt (Prusia). Su padre era un incrédulo, y George creció siendo mentiroso y ladrón, según su propio testimonio. Su madre murió cuando él tenía 14 años, y no registra ningún impacto que esta pérdida tuvo en él, excepto que mientras ella moría, él, “medio ebrio”, deambulaba por las calles con sus amigos. Siguió viviendo una vida obscena, y luego, cuando tenía 16 años, se encontró en prisión por robar. Su padre pagó para sacarlo, lo golpeó y lo llevó a vivir a otro pueblo (Schoenbeck). Müller usó sus habilidades académicas para ganar dinero dando clases particulares en latín, francés y matemáticas. Finalmente, su padre lo envió a la Universidad de Halle para estudiar teología y prepararse para el ministerio, porque eso sería una buena vida; sin embargo, ni él ni George tenían aspiraciones espirituales.

Su padre era un incrédulo, y George creció siendo mentiroso y ladrón, según su propio testimonio. Su madre murió cuando él tenía 14 años, y no registra ningún impacto que esta pérdida tuvo en él, excepto que mientras ella moría, él, “medio ebrio”, deambulaba por las calles con sus amigos. Siguió viviendo una vida obscena, y luego, cuando tenía 16 años, se encontró en prisión por robar.

No obstante, a los 20 años de edad se produjo una completa transformación en la vida de ese joven. Asistió a un culto donde los creyentes, de rodillas, imploraban a Dios que hiciese caer Su bendición sobre la reunión. Nunca se olvidó de aquel culto en que vio por primera vez a los creyentes orando de rodillas; quedó profundamente conmovido con el ambiente espiritual, al extremo de querer buscar él también la presencia de Dios, costumbre esa que, luego, no abandonó por el resto de su vida. Él solía decir:

“Yo estaba feliz; aunque, si alguien me hubiese preguntado por qué, yo no hubiese podido explicarlo claramente… Esa tarde fue un punto de cambio en mi vida”.

Inmediatamente después de abandonar su vida de vicios para dedicarse a Dios, Müller llegó a reconocer el error, más o menos universal, de leer mucho acerca de la Biblia, pero casi nada de la Biblia. Este Libro pasó a ser la fuente de toda su inspiración y el secreto de su maravilloso crecimiento espiritual. Él dijo:

“El resultado fue que, cuando la primera noche cerré la puerta de mi cuarto para orar y meditar sobre las Escrituras, aprendí más en pocas horas, que todo lo que había aprendido antes durante varios meses. “Y añadió: “La mayor diferencia, sin embargo, fue que recibí de esta manera la verdadera fuerza para mi propia alma”.

Aprendiendo a esperar en Dios 

En junio de 1828 fue aceptado provisionalmente en la Sociedad Misionera de Londres. Al año siguiente tuvo una gran debilidad en su cuerpo, una enfermedad, que requirió que fuese al pueblo de Teignmouth para recuperarse, en el condado Devon, al sudoeste de Inglaterra. Allí, en una pequeña capilla llamada Ebenezer, Müller fue impulsado a su labor misionera, llevándolo a confiar por completo en el Señor. Como escribió décadas más tarde:

“Aquí está el gran secreto del éxito (ministerial). Trabaja con todas tus fuerzas; pero no confíes en lo mínimo en tu trabajo. Ora con todas tus fuerzas por la bendición de Dios; pero trabaja, al mismo tiempo, con toda diligencia, con toda paciencia, con toda perseverancia. Ora entonces, y trabaja. Trabaja y ora…Y hazlo así todos los días de tu vida”.

Debido a diferencias con la Sociedad Misionera en Londres, por la manera en que la Sociedad contraía deudas (las cuales él consideraba como una violación de lo escrito en Romanos 13:8), Müller se separó de ella en 1830.

Dependiendo de Dios por las finanzas 

Unas pocas semanas después de casarse con la señorita Mery Groves, los dos decidieron que él debería dejar de recibir un salario. Se puso en la capilla una caja, en la cual la gente podía depositar sus ofrendas para él. A veces las ofrendas eran muy escasas. Y otras veces, los que administraban el dinero de la caja, tardaban en dárselo a tiempo. Pero Dios contestó sus fervientes oraciones, impresionando a algunos de la congregación al darles Müller comida o dinero, satisfaciendo de esa manera sus necesidades, y animándoles en la fe. Ellos dos fueron diligentes para no contraer deudas, escogiendo más bien el vivir sin ellas. Además, deseaban dar testimonio de su plena confianza únicamente en el Dios Viviente. George escribió al respecto:

El resultado fue que, cuando la primera noche cerré la puerta de mi cuarto para orar y meditar sobre las Escrituras, aprendí más en pocas horas, que todo lo que había aprendido antes durante varios meses.

“Esta manera de vivir, con frecuencia ha sido el medio por el cual la gracia ha vuelto a reanimar mi enfriado corazón, y me ha restablecido en el Señor después de un tiempo de reincidencia. Porque no es tolerable, ni puede uno vivir en el pecado y, a la vez, mantener la comunión con Dios, para conseguir de los cielos todas las necesidades de esta vida presente. A menudo, una nueva respuesta a mi oración, cuando la obtuve de esta manera, me reanimó el alma y me llenó de mucho gozo”.

A veces, ellos tuvieron que orar para que Dios les supliese la cena, mientras le daban gracias por el almuerzo. Y algunas veces Dios usaba los donativos de los pobres, pequeñas donaciones, pero preciosas… quizás una hogaza de pan…

Al cumplir el primer año de vivir sin sueldo, ellos descubrieron que habían recibido más de lo que solían ganar recibiendo el sueldo. George dijo: “No he servido a un Maestro cruel, y eso es lo que me da gozo de demostrarlo”.

Después de un poco más de dos años en Teignmouth, fue guiado a mudarse a Bristol. Dios bendijo su ministerio allí, y unas personas se convirtieron debido a su ministerio. Mucha gente pobre vino a sus puertas, y tuvieron oportunidades de ayudarlos de la manera como Dios les suplía, con pan. También establecieron una escuela para niños; a los estudiantes les leían las Escrituras y les hablaban del Señor.

Institución del conocimiento de las Escrituras 

Después de varios años de ministerio fructífero en Bristol, con su colaborador, el hermano Craik, fueron guiados a establecer una institución misionera para difundir el Evangelio, dentro y fuera del País (Inglaterra). La misma sería conocida como “La Institución del conocimiento de las Escrituras”. Esta incluía una escuela dominical para niños, escuelas diarias para niños y, de igual manera, escuelas dominicales y escuelas nocturnas para adultos, en las que se les instruía con bases bíblicas. La Institución también trabajaba en la distribución de Biblias y tratados, y ayudaba a los misioneros en sus obras. Después de varios meses de operación, oyeron de un huerfanito, quien había asistido a su escuela de plan diario, y se había afanado mucho por su alma a razón de las enseñanzas que había recibido allí. Pero el niño se puso muy triste cuando las autoridades de la ciudad le cambiaron de escuela, a una “casa de pobres”, lejos de la escuela. Eso tocó muy profundamente el corazón de Müller, y él deseó hacer algo para ayudar a los niños pobres.

Llamado a los huérfanos

En 1835, a la edad de 30 años, George fue guiado por Dios a establecer un hogar para huérfanos. Este fue un profundo sentido de su llamado. Le pareció que era mejor hacerlo mediante el establecimiento de una casa de huérfanos. Tenía que ser algo que pudiera ser visto, incluso, por el ojo natural:

“Ahora bien, si yo, un hombre pobre, simplemente por la oración y la fe, obtuviera, sin preguntarle a nadie, los medios para establecer y mantener una casa de huérfanos: habría algo que, con la bendición del Señor, podría ser fundamental para fortalecer la fe de los hijos de Dios, además de testimonio a la conciencia de los inconversos, de la realidad de las cosas de Dios. Esta, entonces, fue la razón principal para establecer la Casa de Huérfanos… El primer y principal objeto de la obra fue (y sigue siendo) que Dios pueda ser magnificado por el hecho de que los huérfanos bajo mi cuidado reciben todo lo que necesitan, sólo por la oración y la fe, sin que nadie se lo pida a mis compañeros obreros ni a mí, por lo cual se puede ver que Dios es Fiel todavía, y aún oye la oración”.

Esa fue la pasión principal y el objetivo unificador de su ministerio: vivir una vida y dirigir un ministerio de una manera que demuestre que Dios es real, que Dios es digno de confianza, que Dios responde las oraciones.

Su lista de oración 

Müller no se avergonzaba de traer incluso los asuntos más pequeños al Señor en oración. En sus narrativas, él relata cómo, cuando fue establecido el primer orfanatorio, el oró por los ayudantes cristianos necesarios, por muebles y por muchos otros detalles, pero… ¡olvidó orar por niños que vinieran al orfanatorio! Al darse cuenta de esto, él entonces le pidió al Señor que enviara niños, y el hogar de huérfanos se llenó.

Al pasar el tiempo aprendió que Dios deseaba que él le diera mayor prioridad a las oraciones para ganar a otros, y comenzó a orar por la salvación de muchas personas. Él escribía nombres de personas en su lista de oración y las presentaba delante de Dios en oración, diariamente, hasta que ellos eran salvos. Aprendió que llevar fruto no era un asunto rápido. En algunos casos, sus oraciones fueron contestadas en corto tiempo, pero en otros, tomó mucho tiempo, incluso décadas. Entendió que, aunque nuestro Dios Salvador desea que todos los hombres sean salvos, Él espera hasta que oremos para salvar a algunos. En una oportunidad le preguntaron si pasaba mucho tiempo de rodillas, y él contestó:

Esa fue la pasión principal y el objetivo unificador de su ministerio: vivir una vida y dirigir un ministerio de una manera que demuestre que Dios es real, que Dios es digno de confianza, que Dios responde las oraciones.

“Varias horas todos los días. Pero vivo en espíritu de oración; oro al caminar, oro al acostarme y cuando me levanto. Y las respuestas siempre siguen llegando. Mis oraciones han sido contestadas decenas de miles de veces. En cuanto estoy persuadido de que algo es correcto, sigo orando hasta que llega la respuesta. ¡Nunca me doy por vencido; lo más importante y principal es no darse por vencido hasta que llegue la respuesta!”

Aprendió la necesidad de perseverar en la oración. Su sentir era que demasiados creyentes comienzan a orar por asuntos, pero no continúan en la oración hasta obtener aquello que buscan de parte del Señor. Müller dijo:

“Una gran falta de los hijos de Dios es que no son persistentes en la oración. No es suficiente comenzar a orar, ni orar correctamente, ni es suficiente continuar orando por un tiempo; debemos continuar en la oración pacientemente, creyendo con fe hasta que obtengamos una respuesta, hace cincuenta y dos años que oro por dos hombres, hijos de un amigo de mi juventud. Todavía no se han convertido, ¡pero lo harán! ¿Cómo puede ser de otra manera? Está la promesa sin cambios de Jehová, y en eso confío.”

Fortaleciendo su fe 

Müller insistía que no tenía el don de fe mencionado en 1 Corintios 12:9. Él decía que confiaba en las promesas de Dios con la gracia de la fe que todo creyente tiene. Además, enseñaba que Dios oye nuestras oraciones sólo por la obra de Cristo. Eso es clave en una vida que camina por fe. “No debes depender de tu propia dignidad y méritos, sino únicamente del Señor Jesús, como motivo de aceptación ante Dios, por Su Persona, por Sus oraciones, por Sus obras, y por todo lo demás”.

Sus opiniones en cuanto a cómo fortalecer la fe eran las siguientes:

“Puesto que la fe es un don, uno lo tiene que pedir. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces…” (Stg. 1:17). La fe es fortalecida al leer cuidadosamente la Palabra de Dios y meditar en ella. Esto te enseñará que, aparte de ser un santo y justo Dios, Él es un Dios cariñoso, amante, benigno, soberano, misericordioso, potente, sabio y fiel, no solamente hábil para suplir nuestra necesidad, sino deseoso de cumplirlo.”

“Es necesario mantener un corazón recto y una buena conciencia. No debemos evitar las pruebas por las cuales nuestra fe recibe fortaleza. En tiempo de prueba, no debemos buscar por nuestras propias fuerzas la liberación, más bien debemos esperar en Dios y la liberación que viene de Él.”

Otros testimonios interesantes sobre George Müller 

En una ocasión, su orfanato amaneció sin comida para, en ese momento, los más de mil huérfanos, y la desesperación se apoderó de todo el personal. Pero Müller dijo: “No le pido nada al hombre. Mi pacto es con Dios”. Entró en su habitación y oró: “Padre de los huérfanos, falta pan. En el nombre de Je sús. Amén”. Después de unos minutos, varios carros con pan pasaron por la puerta del orfanato, y el jefe dijo: “Sr. Müller, fui a entregar estos bollos a la familia real en el castillo, y dijeron que los bollos estaban demasiado horneados y, para no desperdiciarlos, decidimos dárselos al orfanato”. Müller dijo: “No fueron los panes los que pasaron el punto, sino Dios quien respondió nuestra oración y tuvo misericordia de nosotros”.

“Una gran falta de los hijos de Dios es que no son persistentes en la oración. No es suficiente comenzar a orar, ni orar correctamente, ni es suficiente continuar orando por un tiempo; debemos continuar en la oración pacientemente, creyendo con fe hasta que obtengamos una respuesta, hace cincuenta y dos años que oro por dos hombres, hijos de un amigo de mi juventud…»

Una vez se encontraba cruzando el Atlántico, pues se dirigía a una conferencia en Canadá. La densa niebla era totalmente cegadora. Era difícil dirigir un barco en medio de tanta niebla, ya que podría chocar con otra nave. Se arrodilló al lado del Capitán y oró, pidiéndole a Dios que la niebla desapareciera. Cuando fueron a cubierta, el Capitán se veía asombrado, se quedó sin habla. La niebla había desaparecido completamente, y pudo llegar a Canadá sin contratiempos.

Refiriéndose a Müller, el pastor y escritor cristiano Andrew Murray dijo:

“Cuando Dios desea enseñarle nuevamente a Su Iglesia una verdad que no está siendo comprendida o practicada, Él lo hace, generalmente, levantando algún hombre que, en palabra y en acción, sea un testigo viviente de la experiencia de dicha verdad. Así que Dios ha levantado en el siglo XIX, entre otros, a George Müller, para que sea Su testigo de que verdaderamente Él es el Dios que escucha la oración. Yo no conozco ninguna manera en que las principales verdades de la Palabra de Dios con respecto a la oración, puedan ser ilustradas y establecidas más efectivamente, que con un repaso breve de su vida y de lo que relata en cuanto a sus experiencias en la oración”.

Respecto a lo anterior, cabe aclarar que, así como el testimonio de Müller, quien no le pidió nada a nadie, sino que todo lo llevó a Dios en oración, no quiere decir que ejemplos de siervos como Hudson Taylor o Moody, quienes hicieron campañas para solicitar apoyo financiero en la obra del Señor, no sean bíblicos. Recordemos que el actuar de nuestro Dios se refleja de diferentes maneras, como lo escribe el apóstol Pablo a la iglesia en Corinto: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.” (1 Co. 12:4-6).

Muerte y legado 

Durante su vida, este hombre fundó y dirigió una organización que brindó refugio a más de 10.000 huérfanos. También lideró el establecimiento de 117 escuelas que ofrecían educación cristiana a más de 120.000 niños. Pasaba horas en oración y lectura de la Biblia diariamente. En su vida leyó la Biblia más de 200 veces. Cuando un periodista le preguntó qué le gustaría hacer aún de rodillas, respondió: “Leer más de la Biblia, porque todavía sé poco de la excelencia de Cristo”.

Müller fue un hombre de oración hasta la muerte. Fue encontrado sin vida hincado en su habitación, el 10 de marzo de 1898, dejando como ejemplo su fe en la Providencia de Dios, teniendo pleno conocimiento y certeza en que Dios no desampara a los suyos.

Conclusión 

Müller nos recuerda y nos reafirma que Dios es digno de toda nuestra confianza. Mi querido lector, ¿por qué no pedirle que avive nuestra fe y nos use a nosotros también? Este camino de la fe está tan abierto para ti como para mí; a todos se nos invita y se nos manda que confiemos en el Señor. Te animo a que ores, ores fervientemente, aun cuando no tengas ganas de orar, y así puedas probar la dulzura de ese estado del corazón, en el que, mientras estás rodeado de dificultades y necesidades, todavía puedes estar en paz, porque sabes que el Dios vivo, tu Padre en el Cielo, se ocupa de ti, y te oye.

Recopilado por Luisa Cruz 

 

Bibliografía:

“Biografías de grandes cristianos” – Orlando Boyer “Héroes de la fe: Padre de Huérfanos. George Müller” “Una hora con George Müller” / Chapel Library www.desiringgod.org  / www.coalicionporelevangelio.org

Bogotá / Colombia

Luisa Cruz

Colaboradora y escritora del ministerio Tesoros Cristianos, servidora en su iglesia local. Nacida en la ciudad de Bogotá dónde reside actualmente.