Hay demasiados hombres y mujeres bautizados que prácticamente no saben absolutamente nada acerca de Cristo. Su religión consiste en unas pocas nociones vagas y expresiones vacías. “Confían en que no son peores que otros. Ofrendan a su iglesia. Tratan de cumplir con su deber. No le hacen mal a nadie. Confían en que Dios será misericordioso con ellos. Tienen la esperanza de que el Todopoderoso perdonará sus pecados y los llevará al Cielo cuando mueran”. ¡En eso consiste la totalidad de su religión!
Pero, ¿qué saben estas personas acerca de Cristo, en la práctica? Nada ¡Nada en absoluto! ¿Qué conocimiento empírico tienen de Sus oficios y Su obra, Su sangre, Su justicia, Su mediación, Su sacerdocio o Su intercesión? Ninguno ¡Ninguno en absoluto! Pregúnteles acerca de una fe salvadora, pregúnteles acerca de nacer de nuevo del Espíritu, y pregúnteles acerca de ser santificados en Cristo Jesús. ¿Qué respuesta recibirá? Para ellos, usted es una persona cruel. Les ha hecho preguntas bíblicas simples, pero ellos no saben más acerca de ellas, experimentalmente, que un budista o un mahometano. Y, sin embargo, ¡ésta es la religión de cientos y miles de personas en todo el mundo que se denominan cristianos!
Si algún lector de este trabajo cabe en esta descripción, le advierto claramente que tal “cristianismo” nunca lo llevará al Cielo. El Dios del Cielo ha señalado y nombrado a Cristo como el único Salvador y el único Camino para ir al Padre. Dios mismo estipuló que todos los que han de ser salvos, deben serlo por medio de la fe en Cristo. No hay otro mediador entre Dios y los hombres. Tome nota el lector de esta advertencia sobre su salvación: Una religión sin Cristo no salvará su alma.